Ùltimamente me quedo embobada mirando imágenes, que no busco pero encuentro, de personas rodeadas de libros. No ya sólo como mero elemento decorativo, que particularmente me parecen bellos objetos que también decoran, sino como estanterías llenas de páginas interesantes.
Imagino la suerte de las personas poseedoras de esos tesoros, con tiempo dedicado a la lectura y al aprendizaje, a la vivencia de experiencias y vidas diferentes.
Quizás es por que ansío más tiempo para leer, o quizás no dedico el que tengo. Nadie dice que esas personas sonrientes, o pensativas, recostadas sobre un sofá de lectura al abrigo de una luz cómoda tengan más tiempo que el que yo tengo para leer... pero parecen tan felices.
Me gustan las estanterías llenas de libros interesantes.
Encasilladas en un plano al que nadie preguntó si era en el que nos apetecía estar.
Pendiendo de una línea marcada de la que nos gusta descolgarnos, porque aburre y ahoga. Desencantadas con las mentiras generalizadas y las miseras instauradas.
La elegancia de la amistad intelectual, femenina, acompañada de Martinis... muy glamurosa.
Las que estan pero no quieren ser no tienen hueco para ser lo que quieren ser. Algunas lo supieron, pero prefirieron salir del circuito cuando les pareció oportuno.
En sólo este punto discrepo, en la elección del suicidio. Muy romántico, eso sí, poético incluso, pero desde mi punto de vista, poco práctico.
(Sylvia Plath y Anne Sexton)
28 de Septiembre 2005
COMO UN BOMARDEO
Se me cae el amla a los pies cuando arrivo a casa.
Me han dicho que será cuestión de mes y medio, pero empiezo a dudarlo... una reforma integral que me ha hecho abandonar el hogar, porque empiezan a faltar las paredes y a sobrar escombros, polvo y cascotes. (Totalmente verídico y nada exagerado: a día de ayer desde la cocina se veían los cristales de la terraza del comedor... todo lo que había en medio ha desaparecido).
Mi gata sigue allí, saltando feliz entre la mugre, porque no me la puedo llevar.
Cuando voy a verla se tira encima pidiéndome con los ojos que la saque de allí, y yo, al cogerla, noto que tiene las pelijas llenas de pintura y polvo...POOOBRE FIONA!!!.
Me siento mala madre.
No puedo más. Sueño con cenefas ortesísimas que invaden mi cocina, muebles que al final están rotos, obras interminables...
En la última semana he quedado con más hombres que en un año entero: el ventanero, el orbrero, el reformero, el hijo del de las puertas, el de los muebles, ... no me deja de sonar el móvil hasta las tantas... Por lo que más queráis! dejadme un poquito descansar!!!
Dos años y cuatro meses después, varios traslados de vivienda, la pérdida de lo que parecía inevitable dado lo imposible de poder volver a casa: mi gata (me sigue doliendo), agotamiento del dinero, la paciencia, y la alegría, muchas vueltas, consultas, citas, huecos de tiempo imposibles de encontrar para papeleos...
Dos años y cuatro meses después, alguien, en un juzgado, ha condenado a este "Señor" por haber hecho de mi vida y mi casa un infierno.
Espero que vuelva a pensar en serio, antes de intentar estafar a alguna otra pobre persona, si le compensa realmente, ya que esta vez no le ha salido gratis.
A pesar de cabida de recursos, alguien se ha dado cuenta de la gran putada que me causó contratar a este tío para una reforma que nunca acababa, que nunca acabó, y que no tuvo narices a explicarme por qué... quizás, porque no tenía ni puta idea de cómo hacerlo.
Después de todo este tiempo con la boca cerrada, ahora si hablo, porque me han dado la razón. Nadie puede impedirme decir que ME HAN ESTAFADO, y que hora era de poder escupirlo a voz alta.
El tedio se anida en mi silla de oficina. Quizás es la vuelta de los días de descanso o símplemente el frío, pero hace mella en mi estado de ánimo.
No es por falta de ganas de estallar de alegría, pero no encuentro ahora los motivos o la energía que me impulse a ello.
Las cosas se ven diferentes sólo con cambiar de día de la semana, por lo que me siento de nuevo en esta silla a ver qué pasa el viernes.