El tedio se anida en mi silla de oficina. Quizás es la vuelta de los días de descanso o símplemente el frío, pero hace mella en mi estado de ánimo.
No es por falta de ganas de estallar de alegría, pero no encuentro ahora los motivos o la energía que me impulse a ello.
Las cosas se ven diferentes sólo con cambiar de día de la semana, por lo que me siento de nuevo en esta silla a ver qué pasa el viernes.