Con cada latido de mi corazón reivindico la evidencia de mi vida, de mi lucha, y de mi intención en seguir siempre hacia adelante. A veces con peor cara, otras, con la mejor de mis sonrisas.... pero este es mi gran propósito: latir fuerte, pisar más, y seguir poniénolo a prueba con equivocaciones e ilusiones.
Y si tenía alguna duda, ahora, en absoluto.
A veces, la cosa más insignificante, hace tambalear los pilares de nuestras creencias. Nuestra férrea confianza hacia alguien echada al traste por una mirada extraña, un malentendido, un error de comunicación...
Los cristales no son siempre transparentes.