No siempre llueve en noviembre, casi siempre hace frío, pero lo que no se escapa es el deber de cumplir con la edad.
Otra castaña pilonga para el cesto. Y es que se me pasan volados los años, normalmente mientras voy y vengo, y un día de repente vuelvo a cumplir.
Si alguien tiene otra fórmua ruego me lo comunique, o es que quizas llegue a la conclusión de siempre, y es que por ser tan despistada,hasta los años se me pasan sin enterarme.
Tan intransigente conmigo misma como para no darme cuenta de la suerte que tengo de serlo.
Tonta inconsciente que no soportaría mirarse al espejo y no reconocerse, aunque fuese por una leve modificación morfológica.
No es conformismo, sino autoconocimiento: llegar al proceso de darse cuenta de estar encantado de haberse conocido.
(Reflexión sobre la propia identidad surgida por el conocimiento de otros elementos de la misma especie a los que no me atrevería a llamar semejantes y de los que no me sentiría orgullosa de parecerme).
Reducción al absurdo
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Reducción al absurdo (del latín Reductio ad absurdum) es un método de demostración (a menudo usado por Aristóteles como un argumento lógico) en el que asumimos una hipótesis y obtenemos un resultado absurdo, por lo que concluimos que la hipótesis de partida ha de ser falsa. Este método es también conocido como prueba por contradicción o prueba ad absurdum. Parte de la base es el cumplimiento de la ley de exclusión de intermedios: una afirmación que no puede ser falsa, ha de ser consecuentemente verdadera.
Y digo yo... vaya vida más absurda ¿no?