Ella, camaleónica, se ha renovado. No me gusta nada que se quiera llamar Esther, porque Madonna siempre me ha parecido muy singular.
Esto no tiene que ver demasiado con lo que quiero contar, bueno, sólo un poco.
Lo de la renovación de imágen, sobre todo ahora que viene el verano, está bien para darse un "lavado de cara". Aunque lo mío no se puede llamar exactamente eso, ya que he tenido que cortarme el pelo muy a mi pesar y aun sabiendo que soy como Sansón, ya que lo tenía extremadamente quemado.
No hubiera elegido este look cual cebolla, ya que dista mucho de la imagen con la que me encuentro agusto.
Pero esta vez me lo voy a tomar de diferente manera.
Mañana me escapo a la playa, porque no voy a tener vacaciones importantes.
La semana que viene comienzo, por fin, en un trabajo con pinta de bastante digo, con un contrato no muy malo en principio, y con muchas ganas de triunfar.
Necesito un respirito, unos rayitos de Sol, buena compañía (Y QUE ME CREZCA EL PELO YA!) y largos paseos por la playa.
Las gatas parías anoche tuvieron reunión a deshoras.
Faltando a su estricta costumbre de acudir los martes a la puesta a punto semanal (cotilleos, rumores, puesta en común de citas, exámenes, trabajo y demás) tuvieron una reunión clandestina de carácter extraordinario.
En la imagen superior os ilustro uno de los momentos de la noche en el que la gata Princesa aconsejaba en las artes samuráis a la gata Grache para afrontar los retos supremos.
Tanto Vainilla (con sus técnicas de resolución de conflictos) como Joanich (después de haber visionado Matrix recientemente y haber captado "el mensaje") participaron en la puesta en común de nuevas técnicas de adiestramiento.
Gracias a las tres por los consejos de la convocatoria extraordinaria de anoche.
Yo quería ir al cine a ver la tercera entrega de Harry Potter, pero como la Srta. Vainilla tenía ya plan, pues me he quedado con las ganas.
Entonces apelo a que alguien quiera ir a verla y no sepa con quién... o que a sus amig@s no les interese ni lo más mínimo... o les parezca muy mal que la Grache se quede sin verla.
Agradecería encarecidamente a tod@s l@s usuari@s de la red de metro que, por favor, no utilicen la escusa de que hace mucho calor para dejar de desparasitarse. Porque vale que a las 19:00 horas el metro apeste en todas sus versiones porque la gente viene cansada y sudada después de una larga e intensa jornada de trabajo.
Pero a las 09:00 de la mañana eso no cuela.
Por ello, personalmente, apelo a su sentido del decoro y la convivencia, y se compren un bote de jabón y otro de cualquier aroma, aunque sea el de litro de Barón Dandy.
Aunque pelada de dinero y sin saber aún qué hacer en los próximos meses con mi vida, no dejo de pensar que me encanta el verano y la playa.
En momentos determinados me sorprendo soñando en una playa paradisíaca, mientras cruzo mis pasos por el intercambiador de Nuevos Ministerios con el resto de masa que se desplaza al trabajo.
Estos meses, pedazos de cielo, mínimos espacios de tiempo en los que soñar que eres otra persona más libre y que puedes disfrutar del tiempo sin reloj, son por lo que vives el resto del año con la nariz pegada a un cristal lleno de bao o a un ordenador ardiendo.
Por desgracia, esa libertad exige liquidez, ausencia de cargas y disposición.
Sigo soñando que mi vida es otra, y que no hay más barreras que las que me pongan mis pies cansados o mis ojos soñolientos. El verano es un buen comienzo para el cambio.
Mi último trabajo empezó hace 15 días, y me quedan otros 15 para acabar mi contrato.
Cuando me empiezo a enterar de qué va la historia, me voy con los bártulos a otro lado.
Mientras, he decidido seguir buscando por internet otro trabajo al que encadenar mi laboriosidad, aunque me cuesta decidirme.
Esta misma tarde he recibido dos ofertas de empleo: la primera, una campaña en la que debería empezar ya mismo como teleoperadora de lunes a domingo y demás (con lo que mi trabajo de un mes se quedaría en quince días).
La segunda es más interesante ya que necesitan a alguien con conocimientos algo técnicos de ARIBA (que no sé por qué extraña razón lo usé una vez en mi vida y me es ahora útil), para ser adoctrinada en profundidad (cosa que sería provechosa para mí) para cobrar 600 currando de 15:00 a 00:00 horas (turno partido o 9 horas al día?) con todo incluido (transporte, nocturnidad, nivel técnico, vacaciones prorrateadas....). Ah!, eso sí, es una campaña para el verano, de incorporación para ya mismo, pero que a lo mejor hay suerte y me quedo en la empresa porque bla, bla, bla...
Osea, resumiendo, otro trabajo de 2 meses (voy subiendo la media) que paga peor y sólo curro mientras la gente se moja el culo en la playa.
Lo que más me jode de todo esto es que año tras año Hacienda (que dicen que somos todos/as, pero que yo no me creo, porque al final les toca siempre a los/as más pringaos) se frota las manos al hacerme declarar obligatoriamente por tener más de un pagador y soltar la gallina.
(Más de un pagador?????? Y de dos, y de tres, y de cuatro...... Ui! Si con esto puedo hacer la canción del verano!)
(Sobre estas lineas las Kitties: Vainy, Grache y Princess)
No es que esté en el mejor momento para hacer un viaje, pero había que conmemorar el 1º año de gatas parías que aún permanecen unidas. Segundo mes de junio en la playa juntas.
Llego mañana.
Estación de Valencia.
00:55 horas.
Me reconoceréis por el periódico en la mano y porque llevaré el bikini puesto desde Madrid.
Después de la tormenta siempre llega la calma, o al menos, eso dicen.
Entre relámpagos, truenos y chaparrones, aparece un rayo de Sol, aunque efímero, para dejarnos acudir a la cita que cada 122 años Venus tiene con el Sol y que nos permite ver desde esta pequeña franja del planeta.
Para algunos es una tontería, para otros algo de lo que nunca se habrán enterado, pero a mi me parece un evento muy especial, teniendo en cuenta de que la útima vez que sucedió fue en el año 1882.
Venus, ese planeta inspirado en la sensualidad, el amor y la belleza, se pasea por delante del Sol, casi rozándolo, para dejarnos ver desde la Tierra su silueta.
Seguro que el Sol esperaba también impaciente este acontecimiento.
Sigo pensando que estos presagios indican que algo bueno esta por suceder.
Hasta entonces, yo me decanto por dejarme seducir por el planeta Venus.
Ayer abrí mi caja, y por fin, dejé escapar todos los truenos que venía guardando de más, y que empezaba a cargar con demasiados iones.
Anoche nadie pudo dormir, porque no hubo oscuridad.
Anoche se desató la Caja de los Truenos, y nadie pudo evitar escucharla, nadie escapó a los estruendos ni al desorden.
Algo bueno estar por llegar... lo presiento.
Ya es primavera y mi corazón se ha llenado de gozo.
La urticaria me invade y mis ojos inyectados en sangre se cierran.
Las cajas de pañuelos vuelan en mis manos al igual que las gramíneas flotan en el ambiente.
Mi gatita es feliz en primavera, ya que sus pelambreras vuelan más que nunca, y en ellas recoge todo ese polen que flota en el ambiente, y que a mi tanto me gusta inhalar cuando le sujeto en brazos.
Los obreros empiezan a afilar su ojo (y a estudiar sus brutezas) para cuando pase alguna maciza con menos ropa que hace unos días.
Me alegran los spots publicitarios que anuncian tan felices que ya es primavera, aunque en esta estación no puedo gastarme demasiado en trapos fresquitos porque mi prioridad es la farmacia.
A veces se me agría el carácter.
No sé si es evitable o no, lo más seguro es que lo sea, pero no puedo evitar que suceda.
Es como cuando ves venir una nube pequeña, pero negra, a la que van siguiendo otras cada vez más grandes. Y las ves venir... y sabes que te caerá el chaparrón... pero cuando cae de verdad es cuando ha de pasar un espacio de tiempo para que el próximo rayo asome.
Supongo que mi blog no tenía por qué sufrir mis arrebatos. No me apetecía seguir ennegreciéndolo.
Realmente no me importaba el hecho de que alguien pudiera leer lo que escribía y me diera consejos, o pensase que voy de mártir, o lo que le diese la gana objetar... lo que me importaba era convertir mi vía de escape en un tablón de quejas... en algo que no me gustase leer.
Me ha invadido la vaguería, y un poco la tristeza, y eso se lo debo a situaciones que mucha gente pasa, y que no me hacen diferente ni especial, pero que no son nuevas, y que repetidas asiduamente me suenan a disco rayado.
Espero que el pensamiento espeso deje de nuevo paso a la frescura en no demasiado tiempo.
Y aunque me joda reconocerlo, se me ha agriado el carácter.