Un árbol joven en medio de un tornado se agarra a lo poco que puede, al trozo de arena que cubre sus raíces. Y aguanta estoico a que pase lo más fuerte.
Y se ve orgulloso cuando ha pasado en vendaval y sigue ahí, en su sitio. Y los demás árboles le felicitan por haber aguantado, siendo tan inexperto en estas inclemencias. Algunos incluso le miran con pena, porque piensan que es muy joven para haber vivido eso, para haber peleado como un árbol de tronco robusto. Eres muy fuerte, no esperábamos que lo resistieses tan bien-.
El arbolito tampoco lo sabía, porque esas cosas suceden, y uno nunca sabe si es fuerte, o si es que no tenía otro remedio que soportarlo.
El arbolito nota que sus raíces están bastante descubiertas, más desnudas y vulnerables que antes, pero piensa que el tiempo siempre ayuda a volver a cubrirlas.
También se ha dado cuenta de que su corteza tiene heridas, que le faltan capas, y que sus hojas han volado cuando aún eran muy verdes. Pero sigue sintiéndose orgullosos de seguir unido a la tierra.
A veces a este arbolito le sigue costando intentar cubrir sus aun desprotegidas raíces, porque no dejan de venir pequeños vendavales que le descubren que aun no está fuerte para afrontarlos de nuevo aunque, de vez en cuando, ve como brota una nueva hoja de sus ramas.
Stoy malita.
Me duele to.
Hase frio.
Y las amigas quieren que les haga la cena.
Bueno, si me van a dar mimitos, puede que haga el esfuerzo.
Tengo ojos de besuga, y nariz colorá. He ahí la razón por la que no ilustre mi mensaje con imágen alguna.
Amigas, traedeme una chuche.
La noche empezó algo rara.
Las tres vaqueras salimos de casa sin saber muy bien qué nos ibamos a encontrar. De momento, encontramos sitio para aparcar cerca del garito, que ya era algo. Además también encontramos un frio glaciar que congelaba las orejas, pero eso no era impedimento para nuestro propósito.
La Srta. Vainilla guardaba un cerro de etiquetas para todo el mundo, y fuimos las primeras en llegar al Jaleo... si, las primeras, porque allí nadie sabia si había fiesta o no... aiiiinssss...que palo!!
Hala, a pasear el gorrito y las pistolas por otros bares.
Volvimos después de comer algo y aquello era diferente: La gente empezaba a preguntar que quién eras, que te había leído, si le sonabas, si no... vergüenza cero, gente maja...
Me lo pasé genial, de verdad...gente maravillosa, tanto como sus post.
Xabe, Rainbow, Borja Mari (hablé más con su novia, muy maja por cierto, que aunque lejos de su hogar se sentía como en casa), próximamente, leopantomimos (todos, mucho lio), p. Y Roge, organizadores de lujo, mis gatitas parías (vendiendo copas a todo el mundo), aquellos obreros tan majos, que la verdad, no sabía de dónde salieron, pero con los que intercambié el sombrero, choped, aquel tecnológicamente perfecto robot... que me reí mogollón.
Ese trio calavera que acabó en Chueca, queremos pelos y señales del final de fiesta (jijiji).
Que esto hay que repetirlo.
Creo que es mi problema, he llegado a esa conclusión.
A veces me cuesta ponerme en pie y empezar a correr, porque sé que al fin y al cabo eso es lo que me va a tocar durante todo el día.
Hecho cálculos sobre las horas que voy a tardar en volver a casa... y me faltan razones para lanzarme de la cama... 9 horas de trabajo, 2 de comida, 2 de transporte... y la ropa sin tender..... buffff que pereza.
Trece horas. Cuando pasan sólo quiero descansar en el sofá. Aunque tengo que preparar algo de cena...buf... otro tanto tiempo más....
Fiona me espera, porque lleva todo el día sin verme y quiere jugar (más bien despellejarme a bocados, como hace siempre)... y yo me siento culpable como una madre que se pasa todo el día fuera de casa y no ve a sus cachorros.
¿Será esto el síndrome de superwoman, o es desidia?
En fin, me lo tengo que tomar con más calma, dormir más días en casa, y sobre todo, salir más veces de la oficina a comer, porque 10 horas sin mediar palabra más que para llamar de usted a unos cuántos cuando se dirigen a mi para ordenarme algún papeleo me va a hacer estallar.
Hoy es el 26 cumpleaños de mia amiga, la Srta. Vainilla.
Espero que hoy sea un bonito día para ti, y que cenemos como descosidas, claro.
Muchos besos, y Felicidades amiga mía!
Esta mañana hacía mucho frío.
Entre eso y el sueño que tenía, iba como un peluche con el abrigo hasta las orejas.
Me he montado en el coche, como todas las mañanas, intentando mover las manos en el volante sin sentirlas como el cartón piedra.
En mi cabeza iba repasando mis cosas pendientes de hacer, jurando en arameo por tener que madrugar... lo mismo que suelo hacer todas las mañanas.
Pero de repente, sin saber aún como, he notado un ruido estrepitoso, seco, y un dolor en el hombro (menos mal que no salgo sin el cintu)... hasta que he reaccionado y me he dado cuenta de que me he empotrado con una grua que había delante de mí.
He salido del coche, y la verdad, no sé aún como no me he derramado en lágrimas, porque ganas no me faltaban. Más bien, el que se ha derramado ha sido mi pobrecito Peugeot (que el taller guarde en su gloria).
Vuelvo a tener la sensación de que en un momento las cosas pueden cambiar tanto... y lo peor, es que no te da tiempo a verlo venir.
La primera y en la frente. Ya me he estrenado.
Mal trago el de hoy.
Gracias al Sr. De la grua (empotradora) que se ha portado tan bien y me ha preguntado varias veces desde su móvil si estaba bien.
Gracias al Sr. De la grua (remolcadora) por no tardar más que una hora en venir (con los 3 grados que hacía).
Gracias al Sr. Chapista (y no chapero) que me ha llamado 20 veces para no dejarme tirada y sola con el mogollón.
Espero verte pronto carrito mio.
Las amistades cambian, de eso no cabe duda.
A veces, ese cambio no implica continuidad, ni evolución, sino una relación cordial que se ciñe a los tardíos encuentros. Y es entonces cuando intentas retomar temas, llenar huecos con información a raudales de episodios ausentes de nuestras historias... un ¡vaya!, no lo sabía... un lo siento por... un me alegro mucho...
Nunca quise que sucediese eso, de ello no me pueden culpar. El error no está en tender a seguir líneas que no se encuentran, discontinuas, paralelas... pero no confluentes. Almas gemelas que se quedaron huérfanas.
Me llevé una triste sorpresa al ir a visitarte y me echaras en cara que no nos unía nada, que estabais cansadas de intentar quedar conmigo y que habíais desistido.
Ha tenido que pasar algún año para que me dieseis alguna pista de por qué no os veía, del por qué quedabais a horas en las que yo estaba trabajando y no podía veros...
Las percepciones no son más que eso, percepciones, y por eso, hay que compartirlas... la mía fue diferente.
Cuando más os necesité, no os tuve... en ese caso me aclarasteis (después de tiempo) que no os veíais capaces de decirme nada.
Cuando quise veros... corrí a vuestra búsqueda.
Aún os espero en casa... nunca llegasteis.
Esto no es un reproche, es un ejercicio de sinceridad.
Os he querido y quiero.
Cuando se quiere a alguien se comparten sus percepciones sobre el otro, y sobre los problemas.
Nunca hubiese guardado un hervidero de rencores hacia vosotras... antes hubiera estallado.
Aún sigo aquí... a pesar de todo, también seguiré siempre aquí.
(A mis dos siamesas de la universidad)
El lunes empiezo un nuevo curro.
He logrado colarme en una entrevista y despertar el instinto paternal de mi seleccionador.
El mismo día me han dicho que empiezo en otro sitio, y me ha llamdado otra persona para decirme que quiere hablar conmigo de negocios... bla, bla, bla....
Y digo yo, ¿por que me tienen en casa comiendome las uñas y tirada en el sofá toda loca dandole vueltas a la cabeza para buscarme la vida, para llamarme todo el mundo interesado en entrevistarme el mismo día?.
Y lo peor, ¿por qué intentais contratarme todos a la vez?.
De verdad, no os entiendo.
Llevo tan arrastras mi sonrisa como mis tacones.
Mis pies descalzos sobre el terrazo no sienten el frío del suelo.
Mi cansancio me impide conciliar el sueño.
(Fitur, la feria de la locura... un día más sonriendo y acabo en autocombustión).
Disculpas por lo breve.
En cuanto me recupere agradeceré como es debido a las visitas su aliento.