Al mal tiempo, buena cara.
Es una frase que me gusta, aunque hoy me cuesta ponerla en práctica.
Hoy agradezco cualquier tontería que suene a coña, que me haga esbozar una sonrisa.
Es por una buena causa, os lo aseguro.
Estoy empezando a pensar que se trama un complot en mi contra para mantener mi cuenta bancaria en tonos rojizos, osea, bajo cero con un menos delate.
Sé que puede sonar algo paranoico, digno de una película de suspense de esas en las que el FBI te controla a través de una minicámara instalada en tu brick de leche.
De no ser así no encuentro explicación alguna para que mi empresa (ETT) haya decidido que el día de cobro del mes de Julio aun no haya llegado, ni que la empresa que me sangra mensualmente por utilizar su red de telefonía móvil me haya pasado un cargo erróneo de 500 eurazos dejándome aun más tiritando.
Lo más cachondo es que me lo estoy tomando con sarcasmo, porque claro, no puedo permitirme el lujo de que me de una crisis de ansiedad, ya que las pastillas me costarían un dinero del que no dispongo.
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo
(Una vez más, Benedetti)
Imágenes para mi retina...
Agotad@s pero increiblemente hipnotizad@s...