(Después de muchos intentos, lo conseguí: esta noche los veo en Galileo. GRACIAS A MI NIÑO QUE BUSCÓ, AGUANTÓ LA COLA, Y LAS CONSIGUIÓ)
Todavía me duele la tripa de reirme, en serio. Repito seguro.
(Yo quiero un caballo percherón como el de Faemino, aunque lo tenga que subir al 3º piso y se haga un mostrenco que no pase por el pasillo más que de canto y coma Whyskas)