WE SHINE LIKE THE STARS IN THE SUMMER NIGHT
Parece mentira lo que dan de sí unas cañas de despedida.
Hoy ha sido mi último día en la oficina, y a pesar de que me había mentalizado, he terminado llorando como una boba.
Me dejo allí a algunas personas que me han dejado huella en medio de aquel mare magnum de gente incesante.
A pesar de lo duro que ha resultado por todo lo que he tenido que soportar, si no hubiese sido por esas charlas de cocina, esos cafés de media mañana, o esos cigarros desde la zotea de la radio, con el manto de tejados inmersos en el solazo de Madrid de fondo, me hubiera descolgado de allí mucho antes.
Una caña a las tres sigue a otra, y de este bar nos movemos al otro... a las dos de la mañana seguimos de "cañas" entre: te voy a echar de menos y burradas varias.
Hay fotos del evento, y prometo colgarlas, aunque tendrán que pasar por la previa y oportuna censura para todos los públicos.
Y no me ha dado tiempo a deshacer aún la maleta... y me da la sensación que si la deshago, ya si que habré puesto fin a las vacaciones de este año.
Como ya anunciaba, empiezo curso escolar.
No hay nada mejor que empezar un curso escolar que con un preaviso de baja voluntaria en la empresa, y así he hecho el primer día de vuelta al trabajo.
De momento, es la única decisión en firme que he tomado, pero detrás vendrán más.
A veces me da la sensación de repetirme, porque hace prácticamente un año, en mis post, se podía leer más o menos la misma historia.
Supongo que he de reconocerme como una persona de cambios, sobre todo, cuando las situaciones saturan y agobian, y cuando explotan, se llevan todo al traste.
Un Egipto o un Suecia más... una distacia prudencial de todo lo que no me ha dejado buen sabor de boca... y a reconstruir el olvido, para que allí se quede lo feo.
No sé dosificarme, ni dejar de pasar de 0 a 100 en un segundo cuando cojo el ritmo espídico.
Sólo 2 días para un descando tan deseado como merecido.
Depués, a la vuelta, para mí empezará el nuevo "año escolar" y nada de 31 de diciembre para nuevos propósitos, planes y deseos. Para mí la barrera psicológica del comienzo está a la vuelta del descanso porque, al fin y al cabo, sabes que hasta el año siguiente el ritmo volverá a ser el mismo.
Sueño con soñar... aunque me conformo con dormir.
A la vuelta, ya veremos. Ahora, a empezar a desconectar los miles de electrodos que me tienen unida a la máquina de estrés, uno a uno, hasta llegar a estar sin hilos malditos.
(Veremos si se consigue)