Ando entre el dilema de volver a la universidad, aunque esta vez y por mis circunstancias, a distancia. También contemplo el engancharme en serio al idioma puñetero inglés para darme el empujón en serio que necesito. Sin embargo, mi cuerpo me pide un poco de clemencia y deporte, o al menos y sin llegar a llamarse así, algo de ejercicio.
Y mientras pienso y evalúo, me doy cuenta de las pocas horas que tengo al día para poder emplearlas en algo que necesito o me apetece... Y mientras pasan las estaciones por delante de mis morros, una detrás de otra y me molesta ver que el espejo cambia, o me cambia, pero yo no cambio nada.
A lo mejor son mis buenas excusas para no cambiar nada, o símplemente, "los malos" han podido conmigo y por fin soy parte de la masa.