Los muros que se levantan alrededor van de traición. En cuanto los ves bajos y pretendes saltarlos, crecen en un segundo para dejarte con la nariz pegada al ladrillo. Otras veces, ya no ves el sol, son muy altos... y en ese momento alguno se queda a ras del suelo... piensas que entonces todos ellos empezarán a derrubarse poco a poco para quedarse en arena y lo deseas...pero siempre hay material para que un nuevo muro crezca de la nada para taparte el poco sol que te calentaba las mejillas.
Los muros, en verdad, no están hechos de ladrillos...que va...son de palabras, pensamientos, interpretaciones y desencuentros, de orgullo y defensa.
Los muros que se levantan alrededor de mis pies son de cartón piedra. A base de empeñarse en ser muros, se convierten en ladrillo y lo llegan a ser. En ese momento, aunque se derrumben, siguen existiendo y teniendo la capacidad de aparecer en un segundo, justo antes de la zancada que te iba a permitir saltártelos...