Vengo a trabajar, pero por el hecho de tener un sol de justicia mi cabeza anda de vacaciones.
No es que no esté trabajando, que lo estoy, ni siquiera que no preste la suficiente atención a los temas de la oficina, que lo hago, pero mi cabeza piensa que estoy de vacaciones. En cuanto salgo por la puerta de la oficina, me pongo las chanclas piscineras y ya vivo de vacaciones. Me apetece tanto desconectar... y eso que he vuelto hace nada... debe ser que me ha sabido a poco, o que prefiero empezar a tomarme la vida de otra manera.
VIVA EL VERANO!