Ya se me ha olvidado hasta publicar un post... estoy cogiendo malas costumbres, y ni caso le hago a mi pobre caja.
Vuelvo a tomar una decisión en lo que al mundo laboral se refiere y, como me pasa siempre, me encuentro dándole vueltas entre una opcioón y otra sin encontrar grandes puntos fuertes que me ayuden a inclinarme decisivamente por una de ellas.
Esta vez he optado por lo malo conocido, que aunque no me augura estabilidad al 100 %, podría hacerlo en no mucho tiempo. La otra opción pasaba por un contrato no malo, aunque justo de dinero, y exigencias del puesto que pasaban por muchas funciones, muchos marrones, horas extras, pero recompensa en formación.
Me hago vieja y opto por la comodidad, que en este caso pasa por el microambiente que me rodea y que me parece acogedor y distendido.
Me quedo con la gente, que al fin y al cabo, es con lo que trato cada día. Me quedo con el buen ambiente.
(Aunque sigo pensando que tomar decisiones me cuesta muchísimo).