Cronológicamente todo ha sucedido así:
Viernes tarde, salgo de la oficina y tras el atasco de rigor, aterrizo en el planeta CARREFOUR. Se puede decir que he tenido suerte porque, a pesar de ser viernes, la marabunta aun no se agolpa en las cajas y hago acopio de los utensilios con relativa rapidez: fregona, cepillo, estropajos y bayetas varias, productos de limpieza...
Me coloco en una caja delante de unas agradables ancianas que, al ver mis adquisiciones, comienzan a cuchichear entre ellas hasta que me comentan que yo si que sé pasármelo bien, y que menudo fin de semana tan chulo me espera. Es más, me aconsejan dejar todo en la caja antes de pagarlo e irme ipso facto a la cola de la taquilla del cine y yo por un momento, noto un temblor en la mano derecha, como si quisiera revelarse y hacerles caso... pero me contengo, suelto una sonrisa, y hago lo correcto.
Sábado por la mañana. Un día maravilloso de temperatura casi bajo cero me espera dentro de una casa en ruinas llena de escombros, cemento, pintura y serrín... montaaaañas de serrín en suelos y paredes que se posan en mis gafas y se cuelan por mis orificios nasales. Esto estaría mejor si funcionase la calefacción y el agua estuviese caliente, pero al cabo de un par de horas, me doy cuenta de que no siento algún tipo de frío a pesar de estar morada.
(Pequeño kit kat para tomarme un café con la Srta. Vainilla en el bar de abajo, por supuesto, llena de cemento hasta las patillas de las gafas. Una visita viene bien, sobre todo si te obsequia con una botella de coca-cola para proseguir la lucha con el estropajo).
Interminables idas y venidas con trastos de una lado a otro, que no sé muy bien dónde colocar, hasta que aparece Carlos para empezar a apilarlos de un modo más lógico. Qué hubiera yo hecho sin él este fin de semana...
Isra y Sara me hacen una visita para comprobar que aun seguimos vivos, y de paso, pasar un poco de frío en mi "casa".
Domingo, 09:00 de la mañana. Cafetito y al lío. Esta vez me pongo un pantalón y encima un pijama viejo, por aquello del frío, y me vuelvo a enganchar al tajo.
Carlos se apunta sin rechistar, y otra vez a refrotar.
Lo de la compostura es algo secundario, y por supuesto, termino tirando al contenedor infinidad de trastos EN PIJAMA lleno de mierda, total... SIEMPRE TERMINA APARECIENDO ALGUIEN CONOCIDO QUE TE SALUDA Y RECUERDA LAS PINTAS QUE LLEVAS.
Se puede decir que ha sido un fin de semana intenso, que ha dejado mi cuerpo hecho una castaña y las manos ajadas, pero qué bien sienta empezar a tocar con la yema de los dedos el paraíso perdido hace tanto ya que ni recuerdo.
Muchos AnimOs :)
Seguro que te va a quedar estupendo y muy prOpiO :)
Y lo limpisima que te va a quedar la casa cuando termines,queeee!!!
Animo!!!