No se daba cuenta de que absorvía su energía.
Cada vez que salía por la puerta se proponía seguir manteniendo su sonrisa por estandarte, pero al toparse con su mirada, cual hipnotizador, hacía bajar la tensión de sus músculos faciales hasta dejarlos en línea horizontal.
Bloqueaba sus ilusiones, anulaba sus ideas, e incluso, le hacía dudar sobre lo que deseaba.
Eso era algo que a ella le hacía revelarse, o al menos, proponérselo... aunque siempre era un deseo vano.
Llegó a la conclusión de que a veces hay gente que, cual vampiro emocional, absorve lo que irradias, se sirve de ilusiones externas, pulsiones ajenas o combustible prestado para poder moverse.
Su energía era algo muy valiosos como para dejarlo en manos de asaltadores, y decidió no gastarla de ese modo.
Nadie tendría poder sobre ella, y su Caja de Los Truenos sólo se abriría para desatar sus tormentas.
<__trans phrase="Posted by"> grache <__trans phrase="at"> 10 de Mayo 2005 a las 11:46 AM