Te lo debo.
Me lo debo a mí.
Se lo debo a todo el mundo que tiene ilusión.
Me lo debo para que nadie me lo deba a mí. Todo lo que yo he podido hacer sola no tengo que demostrárselo a nadie, sino hacerlo.
Hay gente que dice que quiero mucho
qué curiosos que sea la misma gente que dice que quieren lo mismo. Es curioso lo fácil de las palabras, de pedirse las cosas para Reyes, de adoptar un perrito por Navidad
pero en el tiempo de vacaciones se vuelve un infierno pensar que te quieres ir y que no te lo quieres llevar.
Un capricho es eso, un capricho.
La realidad es otra.
Me quedo en mi realidad de facturas y leche caducada, de amantes de una noche sin te quieros obligados. Me quedo en la pereza de charlatanes de barra y de chupitos a solas brindando con Fiona.
Pondré el cartel en la puerta de no hay plazas vacantes porque ya no hay nada que ocupar.
Me voy con el corazón en una maleta, de donde no debió salir.